Demasiado para un hombre
© www.laexcepcion.com (22 de abril de 2005)

El pasado 16 de abril la agencia vaticana Zenit recogía una larga y variada serie de declaraciones sobre la figura del papa Juan Pablo II, recientemente fallecido. La Excepción (LEx) ofrece aquí una selección comentada de las mismas, con especial atención a su contraste con la Biblia, que la propia iglesia de Wojtyla considera “Palabra de Dios”. Las apostillas de LEx, como de costumbre, van en cursiva.


Declaraciones de los líderes mundiales sobre Juan Pablo II

ROMA, sábado, 16 abril 2005 (ZENIT.org).- En los últimos días, no han dejado de llegar alabanzas a Juan Pablo II desde todos los rincones del mundo, incluyendo al mundo de la política. A continuación algunas declaraciones de líderes mundiales sobre el último Papa.

Carlo Azeglio Ciampi, presidente de la República Italiana: «[…] Ha sido un verdadero apóstol de paz en el mundo entero. […]».

¿Lo fue cuando calló ante los trapicheos que permitieron a Reagan financiar a la contra nicaragüense? (Ver Reagan, Wojtyla y la “Santa Alianza”) ¿También, cuando se anticipó a reconocer diplomáticamente a Croacia? ¿Incluso cuando bendijo la guerra de Afganistán? (Ver El Vaticano ante la guerra de Afganistán) ¿Y qué decir de su “no” a la guerra de Irak? (Ver Juan Pablo II, ¿el “papa de la paz?”).

«La paz os dejo, mi paz os doy. Os la doy, no como el mundo la da» (Juan 14: 27).

Aleksander Kwasnievski, presidente de Polonia: «[…] Un gran Papa, nuestro paisano más excepcional, el Santo Padre, un buen padre para todos nosotros, creyentes y no creyentes, seguidores de diferentes religiones […]».

Juan Carlos I, Rey de España: «Rendimos homenaje a la memoria del Santísimo Padre el Papa Juan Pablo II por su abnegado servicio a la cristiandad. […]».

«A nadie en la tierra llaméis padre, porque uno es vuestro Padre, el que está en el cielo» (Mateo 23: 9).

George W. Bush, presidente de los Estados Unidos: «El Papa Juan Pablo II ha sido una inspiración para millones de americanos, y para muchos más en todo el mundo. Siempre recordaremos al sacerdote humilde, sabio y audaz que se convirtió en uno de los grandes líderes morales de la historia. Agradecemos a Dios que nos enviara a tal hombre, un hijo de Polonia, que se convirtió en Obispo de Roma, y un héroe para todos las épocas».

«El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, o que coarte la libertad de palabra o de imprenta, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y para pedir al gobierno la reparación de agravios» (Primera Enmienda de la Constitución estadounidense).

Shimon Peres, vicepremier de Israel: El Papa «encarnó lo mejor que está dentro de toda la humanidad así como lo que es más común a ella... Sus acciones y declaraciones transformaron las relaciones entre la fe católica y la fe judía, y tuvieron un impacto fundamental en la lucha contra el antisemitismo».

Y se lo estáis pagando bien (Hoja de Ruta, Cenáculo…). Ver “Tierra Santa”.

[…] Fidel Castro, presidente de Cuba: «La humanidad guardará un emotivo recuerdo de la incansable labor de Su Santidad Juan Pablo II a favor de la paz, la justicia y la solidaridad entre los pueblos».

Mohammad Khatami, presidente de Irán: «Con gran tristeza hemos conocido la muerte del líder de los católicos del mundo, Su Santidad Juan Pablo II, que siguió los tres caminos, el del saber religioso, el del pensamiento filosófico y el de la creatividad poética y artística».

«¿Quién no reverenciará y glorificará tu Nombre, oh Señor [Dios]? Porque sólo tú eres santo» (Apocalipsis 15: 4).

Kofi Annan, Secretario General de Naciones Unidas: «A parte de su papel como guía espiritual de más de 1.000 millones de hombres, mujeres y niños, ha sido un incansable defensor de la paz, un verdadero pionero del diálogo interreligioso y una sólida fuerza de auto evaluación crítica de la Iglesia misma».

«Ni seáis llamados guías, porque uno es vuestro Guía, el Cristo» (Mateo 23: 10).

Jacques Chirac, presidente de Francia: (La historia) «conservará la impronta y la memoria de este soberano pontífice excepcional, cuyo carisma, convicción y compasión llevaron el mensaje evangélico con una resonancia sin precedentes a la escena internacional».

«No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 8: 21).

Tony Blair, primer ministro del Reino Unido: «El mundo ha perdido a un líder religioso que fue venerado por las personas de todos los credos y de ninguno. Ha sido una inspiración, un hombre de extraordinaria fe, dignidad y coraje».

«Maldito el hombre que confía en el hombre» (Jeremías 17: 5).

Álvaro Uribe, presidente de Colombia: «Las nuevas generaciones que no han conocido sino a un Pontífice, que hoy experimentan su partida, tienen en Su Santidad un modelo para la democracia, la solidaridad, la lucha sin claudicaciones. Un modelo artillado de paz y amor, sin exclusiones y sin odios».

Un “modelo” que, según parece, no sigue muy bien la cadena de radio española de la Conferencia Episcopal (jerárquicamente sometida al papado), cuyas ondas difunden el odio todos los días, y la exclusión de los que no piensan como sus estrellas.

Ni los caciques católicos romanos de algunas localidades de Chiapas (México), que con la complacencia o el silencio del Vaticano persiguen (en algunos casos, matan) a los evangélicos de por allí, a cuyas iglesias llaman “sectas”.

¿“Paz y amor”? «¡Ay, de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno malo…!» (Isaías 5: 20).

Lucio Gutiérrez Borbúa, presidente constitucional de la República del Ecuador: «Su Santidad Juan Pablo II no sólo fue un admirable Vicario de Cristo en la tierra, sino un extraordinario líder mundial […]».

«Entonces, si alguien os dijera: “Aquí está el Cristo, o allí, no creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas…”» (Mateo 24: 23-24).


Declaraciones de los líderes de la Iglesia sobre Juan Pablo II

ROMA, sábado, 16 abril 2005 (ZENIT.org).- En los últimos días, no han dejado de llegar alabanzas a Juan Pablo II desde todos los rincones del mundo. A continuación algunas declaraciones de líderes de la Iglesia católica sobre el último Papa.

Cardenal Edward Egan, arzobispo de Nueva York: «Llevó el Evangelio a todos los rincones del mundo, proclamando la dignidad de todo ser humano, los derechos del pobre, y los males de la guerra a tiempo y a destiempo. En resumen, ha sido el más digno sucesor del humilde pescador de Galilea sobre el que el Señor construyó su Iglesia».

Caritas Internationalis: «[…] Sus palabras embellecen las paredes de los museos y de las chabolas, inspirando a ricos y pobres con su mensaje de esperanza.»

…viajando en aviones y papamóvil de lujo, hospedándose en los mejores hoteles, ocupando una planta completa del hospital Gemelli, convaleciendo en una cama de 16.000 euros, gestionando las enormes riquezas patrimoniales y financieras del Vaticano, vistiendo ropajes cuyo valor sobrepasa el de los vestidos de miles y miles de desheredados…

Cardenal George Pell, arzobispo de Sydney: «[…] Ha estabilizado la nave incluso en Occidente. Si muchos todavía estaban resueltos a ser indecisos, decididos sólo a dejarse a la deriva, no ha habido duda alguna de quién estaba al mando. Nunca le faltó coraje y el coraje es contagioso. La historia lo conocerá como Juan Pablo el Grande. Se ha ganado esa distinción».

«Nada hay semejante a ti, oh Eterno; grande tú, y grande tu Nombre en fortaleza. […] Entre todos los sabios de las naciones y los reinos, no hay semejante a ti» (Jeremías 10: 6).

Conferencia Episcopal Española: «[…] Hoy los católicos de todo el mundo, gracias a su ministerio, nos sentimos más firmes en la fe en Jesucristo, más animados por la esperanza de la Gloria y más resueltos a la caridad que nos hace hijos de Dios y hermanos de todos los hombres».

Cada día tenéis la ocasión, a través de vuestra cadena de radio en España, de demostrar esa caridad de manera radical, para dar testimonio de Cristo. Cada día desperdiciáis esa ocasión.

«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mateo 15: 7, 8).

Consejo de Conferencias Episcopales de Europa: «[…] A través de su visión buscó construir puentes entre las personas de todas partes. Se esmeró especialmente en profundizar la comprensión ecuménica entre las confesiones cristianas, así como en promover y consolidar las relaciones interconfesionales».

“Confesiones cristianas” a las que siguió escatimado su identidad como iglesias (ver la encíclica ‘Ut Unum Sint’ o la carta apostólica ‘Dominus Jesus’). «Así, por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7: 20).

Mons Joseph Zen, obispo de Hong Kong: «[…] Querido Santo Padre, ahora que estás con el Padre en los cielos, bendice a tu rebaño en China. Haz que el sufrimiento de tu lecho de muerte complete tus oraciones y obtén la gracia de que el pueblo chino pueda un día conocer a Jesucristo y se convierta a Dios».

«Los muertos nada saben, ni tienen más paga; hasta su memoria queda en el olvido. También su amor, su odio y su envidia perecieron ya» (Eclesiastés 9: 5-6).

«Porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, que se dio a sí mismo en rescate por todos» (1 Timoteo 2: 5-6).

Cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana: «Éste es el hombre que ha cargado con el peso moral del mundo durante 26 años... convirtiéndose en la única referencia moral de la humanidad en los últimos años de guerras y dificultades».

«Todos nos descarriamos como ovejas, cada cual se desvió por su camino. Pero el Eterno cargó sobre él [Cristo] el pecado de todos nosotros» (Isaías 53: 6).

«Ninguno es bueno, sino sólo uno, Dios» (Marcos 10: 18).

Gregorio III Lahham, patriarca melquita griego de Damasco: «El Pontífice ha sido un nuevo Juan el Bautista‚ porque como el primero ha sido una voz que grita en el desierto para preparar los caminos del Señor; limpió la hipocresía y el pecado ante el Señor Resucitado».

Sólo «la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado» (1 Juan 1: 7).


Declaraciones de los líderes de otros credos sobre Juan Pablo II

ROMA, sábado, 16 abril 2005 (ZENIT.org).- Los reconocimientos a Juan Pablo II han venido de muchos no católicos, como muestran los siguiente ejemplos.

Rabí Marvin Hier, fundador del Centro Simon Wiesenthal de Los Ángeles: «Ningún Papa ha hecho más por los judíos».

Comité de Rabinos de Nueva Cork: «Recordaremos cariñosamente sus históricas visitas a la Gran Sinagoga de Roma, al campo de concentración de Auschwitz (Polonia) y al Muro Occidental de Jerusalén, así como el que estuviera con nosotros en solidaridad espiritual. Al declarar el antisemitismo un pecado contra Dios y la humanidad, el Papa recordó en repetidas ocasiones al mundo que no podemos volver nunca a permanecer en silencio mientras perecen personas por su raza o religión».

Si estos líderes judíos leyeran atentamente el documento ‘Nosotros recordamos: una reflexión sobre la Shoah’, de la comisión vaticana para las relaciones con el judaísmo (16 de marzo de 1998), encontrarían los siguientes pasajes (destacamos algunas palabras y añadimos algún comentario entre corchetes):

«Cuando, más tarde, incluso los emperadores se convirtieron [sic] al cristianismo, primero siguieron garantizando los privilegios de los judíos. Pero grupos de cristianos exaltados [esto pretende exculpar a los dirigentes de aquella iglesia] que asaltaban los templos paganos, hicieron en algunos casos lo mismo con las sinagogas, por influjo de ciertas interpretaciones erróneas del Nuevo Testamento relativas al pueblo judío en su conjunto. […] Esas interpretaciones del Nuevo Testamento fueron rechazadas, de forma total y definitiva, por el Concilio Vaticano II [aquí se admite implicítamente que en todos los siglos anteriores esas interpretaciones fueron asumidas por la ICR]. […] La ‘Shoah’ fue obra de un típico régimen neopagano moderno. Su antisemitismo hundía sus raíces fuera del cristianismo y, al tratar de conseguir sus propios fines, no dudó en oponerse a la Iglesia, incluso persiguiendo a sus miembros».

«El sentimiento antijudío ¿hizo a los cristianos menos sensibles, o incluso indiferentes, ante las persecuciones desencadenadas contra los judíos por el nacionalsocialismo, cuando alcanzó el poder? Cualquier respuesta a esta pregunta debe tener en cuenta que estamos tratando de la historia de actitudes y modos de pensar de gente sujeta a múltiples influjos [entre ellos, el tradicional antijudaísmo católico, excluido de la declaración]. […] Al final de este milenio, la Iglesia católica desea expresar su profundo pesar por las faltas de sus hijos e hijas en las diversas épocas [Atención: se reconocerán los pecados de los miembros, pero jamás los de la propia iglesia, que según el ‘Catecismo’ «no puede dejar de ser santa» (nº 823)]. Se trata de un acto de arrepentimiento (‘teshuva’), pues, como miembros de la Iglesia, compartimos tanto los pecados como los méritos de todos sus hijos. La Iglesia se acerca con profundo respeto y gran compasión a la experiencia del exterminio, la ‘Shoah’, que sufrió el pueblo judío durante la segunda guerra mundial».

Billy Graham, evangelista de Estados Unidos: «El Papa Juan Pablo II ha sido «incuestionablemente la voz más influyente para la moralidad y la paz del mundo durante los últimos 100 años. Estaba convencido de que los complejos problemas de nuestro mundo son en última instancia de naturaleza moral y espiritual, y de que sólo Cristo puede liberarnos de las cadenas del pecado, de la avaricia y de la violencia».

El famoso líder evangélico (?) ignora las innumerables declaraciones de Wojtyla que niegan la anterior afirmación; por ejemplo: «Reza, oh Madre, por todos nosotros. Reza por la humanidad que sufre miseria e injusticia, violencia y odio, terror y guerras. […] Reza por nosotros, ¡Madre de la esperanza! Danos días de paz, vela sobre nuestro camino. Haz que veamos a tu Hijo, llenos de alegría en el cielo» (Juan Pablo II, 8.10.02).

Mark Hanson, presidente de la Federación Luterana Mundial: «Los luteranos recordarán siempre a Juan Pablo II como el Papa que fomentó un crecimiento sin precedentes de las relaciones entre luteranos y católicos romanos. Curando las heridas causadas durante el siglo XVI, la Reforma adquirió un nuevo significado cuando se firmó en 1999 la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación. Vivimos en una nueva esperanza de que el Espíritu de Cristo Vivo continuará aquella labor y nos conducirá a una relación más fuerte entre los dos cuerpos eclesiales».

Como muy bien señalaba el católico romano José Antonio Ullate en la revista 'Razón Española' de febrero de 2003, en la citada declaración «no ha habido ningún avance en las posiciones teológicas, a no ser el reconocimiento por parte luterana de la posibilidad del mérito (lo cual destruye la teoría antropológica de Lutero, basada en que la Redención de Cristo no puede sanar la naturaleza humana, que permanece eternamente pecadora, sino que solamente “tapa”, cubre con un manto de santidad esa naturaleza). […] Sería una ilusión creer que porque se presenten de forma desleída las posiciones teológicas enfrentadas se da una aproximación real. […] Estamos ante todo un cambio de estrategia para afrontar el problema: visto que el método científico […] conlleva una confrontación, en la que necesariamente hay que distinguir entre verdad y error, se ha pensado proceder por otro camino, el de la aproximación psicológica. […] Parece más bien un plan trazado para llegar a un punto predeterminado; todo lo demás, incluido el texto, es decorado».

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